“La supervivencia de un carisma o de un movimiento espiritual, más allá de la vida de los fundadores que lo inspiraron, dependerá de que se logre articular algún tipo de organización que lo sostenga en el tiempo.
Así fue con la Iglesia, luego de la Resurrección de Jesús. La trasmisión del mensaje del Evangelio a través de los tiempos, depende de que esa institución que llamamos Iglesia, con sus luces y sombras, santidad y pecado, y asistida por el Espíritu Santo, continúe la obra de Jesús.
El Padre Guillermo José Chaminade, un hombre muy realista, hablaba de la necesidad de organizar el “hombre que no muere”. Estas eran las palabras que utilizaba para designar esa organización que vence al tiempo.
En estos momentos de cambio epocal, los que tradicionalmente se constituían en herederos, garantes y trasmisores del carisma marianista, me refiero a las congregaciones religiosas, están debilitadas y envejecidas.
Por eso se hace necesario y urgente organizar al conjunto de la Familia Marianista para que cumpla ese cometido, y permita que nuestro carisma y nuestra misión subsistan en el tiempo.
La clave de supervivencia de nuestro carisma (como el de otros muchos carismas en la Iglesia), está en la capacidad de que tengamos de transformar a las congregaciones religiosas en “familias espirituales”, en las que los laicos tengan un papel protagónico, en una relación de profunda reciprocidad con los religiosos y religiosas. Para ello lo que llamamos “rama laica” de nuestra Familia, debe ganar en organicidad.
La publicación de estos documentos nos puede ayudar a seguir profundizando en los posibles modos de organización que los laicos marianistas pueden ir dándose en la Argentina. Dos de esos documentos son “fundacionales”. El primero es el documento aprobado por la Santa Sede, que le da estatuto jurídico a las CLM en la Iglesia. El segundo es una importante reflexión, elaborada en Familia Marianista, sobre la identidad del laico marianista. Responde a la necesidad de profundizar y definir quién puede ser considerado laico marianista.
El tercero es una “declaración” de los laicos marianistas patagónicos, que han ido avanzando, luego de un arduo proceso de reflexión y discernimiento, en la búsqueda de definición de su identidad y en la necesidad de darse una mínima y básica organicidad.
Como en cualquier otra institución del tipo que sea, su supervivencia finalmente se posibilitará en la medida en que personas concretas, de diferentes estado de vida, con vocaciones también diferentes pero complementarias, incluso con grados de compromiso diverso, decidan hacerse cargo, poner el cuerpo, dedicar sus energías a esta misión. Sólo el recurso humano posibilita el funcionamiento y desarrollo de cualquier empresa.
Hoy en la Argentina necesitamos laicos y religiosos que quieran entregar su vida al servicio de María en la Familia Marianista. No como un hobby, tampoco como un trabajo profesional, sino como un modo de entregarse apasionadamente a una misión para la que se sienten vocacionalmente llamados. Ojalá esta publicación sirva para informar, esclarecer, generar debate, provocar discernimientos personales y comunitarios. Nuestro futuro depende de ello.”
Luis Casalá, sm