El día de ayer, lunes 1° de Julio, falleció el padre Enrique Barbudo. Como muchos otros de nuestros marianistas, Enrique vino a Argentina desde España, y vivió y trabajó en muchas de las comunidades del país, dejando una huella imborrable en Monte Quemado (Santiago del Estero) y en General Roca (Río Negro), así como en Buenos Aires y 9 de Julio.
Se nos mezcla en la garganta la tristeza de su partida con la alegría de celebrar su fidelidad “hasta el final” y su paso hacia la Casa del Padre, donde brilla para él la luz que no tiene fin.
Nos queda en la memoria y el corazón su vida entregada y vivida en plenitud, su amor por Jesús y María, que no era distinto al amor que sentía por la gente.