Palabras de la Rectora, prof. Romina Sauro por el cincuentenario del Nivel Primario

 La conmemoración de los 50 años del nivel primario de nuestro querido colegio se constituye en el momento oportuno para dejar testimonio de cuanto han realizado tantos hombres y mujeres que dejaron aquí su impronta y su huella.. Algunos de ellos se encuentran presentes en este lugar y han vivido el sueño de fundar y desarrollar nuestra institución educativa. Nuestro respeto y reconocimiento a todos aquellos religiosos, directivos, docentes, padres y alumnos – hoy ex alumnos – que han sido y son parte de las páginas del Colegio Primario y de la Institución a lo largo de estos años.


    En esta celebración, sin duda,  todos  hacemos una mirada retrospectiva. Por eso, es una ocasión propicia para observar con sabiduría su historia y reconocer en nuestro colegio lo que es perdurable y debe conservarse con esmero. Pero al mismo tiempo, es la oportunidad de ver más allá y proyectar su perspectiva hacia el devenir.
    
    En la hora de la fundación del primer año del nivel primario, allá por 1969, y como en toda hora fundacional, podemos reconocer el ardor y el entusiasmo, con que se gestan  los sueños y las aventuras. La institución alcanza solidez con el correr de los años y con el compromiso constante de la comunidad que la vio nacer y crecer. Y es aquí donde esta comunidad hace suyas, de modo cabal y explícito, las características esenciales de su ser: Educar para la formación en la fe,proporcionar una educación integral  de calidad, educar en el espíritu de familia, educar para el servicio, La Paz, la justicia y la integridad de la creación y educar para la adaptación y el cambio.


    Desde  mi misión como  rectora quiero invitarlos a reconocernos en este pasado: sólo así podremos proyectarnos hacia el  futuro. Nosotros ya formamos parte de ese futuro.
    El siglo XXI es el siglo del saber. El saber cambia el mundo, y nuestro mundo está cambiando a la velocidad de los nuevos descubrimientos.
  

    Por eso  como educadores, nos replanteemos objetivos, metas y pedagogías para poder formar alumnos en diferentes materias y  disciplinas, sino también en competencias y capacidades acordes al nuevo paradigma educacional. De allí que sea necesario desarrollar el pensamiento crítico y estimular la actitud reflexiva  desde el primer ingreso a la escuela y a lo largo de toda la vida educativa.
  
    Como en otras oportunidades, el colegio todo y en particular el nivel primario,  se encuentra en una coyuntura que habilita la posibilidad de crecimiento, de maduración y de proyecciones insospechadas. Sin embargo, este propósito será realizable en la medida en que cada miembro de la comunidad – directores, docentes, padres y alumnos- asuma el rol que se requiere.
    Como colegio aceptamos los nuevos desafíos y tendencias, conscientes de que contamos con recursos insustituibles: un capital intelectusl y culturall valioso, una  sólida administración y gestión, que no es poco decir en los tiempos que corren, recursos humanos orgullosos de pertenecer a una organización en búsqueda de alcanzar sus objetivos, una comunidad comprometida con el proyecto educativo/pastoral,  soportes tecnológicos y una infraestructura y equipamiento que se renuevan año tras año.
    Estos primeros 50 años del nivel primario,  nos marcan como colegio. Invito a nuestra comunidad y a las autoridades de las instituciones presentes a comenzar a replantearnos y repensar algunas ideas para nuestros alumnos del siglo XXI, a saber:
La necesidad  de formar en valores y no solo en conocimientos.
El compromiso de  reactualizar la herencia de nuestra cultura y nuestras tradiciones.
La revalorización del papel de la familia, sobre todo en los primeros estadios de socialización.
La determinación de  formar ciudadanos y no consumidores
La convicción de apostar por la formación del carácter ya que es imprescindible recuperar el valor de la voluntad, del esfuerzo y del sacrificio para alcanzar las metas propuestas.
Por último, pero no por ello menos importante, debemos recuperar  la autoridad y el prestigio social del maestro, del educador. Esa autoridad que confiere no sólo el saber sino también el saber enseñar, el despertar vocaciones y provocar el cambio.
    

 Por último,les y nos  deseo profundamente:

  • Que como comunidad, podamos contar unos con otros.
  • Que llevemos el amor como bandera.
  • Que nuestros miedos no nos paralicen ni entorpezcan nuestras decisiones
  • Que seamos fuertes en nuestros momentos de cansancio . Y finalmente, 
  • Que  podamos seguir por mucho tiempo más sembrando semillas  de valores , participación y compromiso social que son finalmente la semillas que sustentan esta misión evangelizadora y educadora. 

Muchas gracias.